
El amante del Emperador Adriano, convertido a su muerte en dios; resurge en la comunidad LGBTIQ+ como un nuevo ícono religioso.
Muere un hombre
Antinoo y Adriano se conocieron en una de las muchas visitas de este último a Bitinia, sin separarse hasta la muerte del joven.
Adriano aspiraba a una vida similar a la de los griegos, en donde era costumbre que un hombre mayor entablara una relación con otro menor. A pesar de esto, la relación entre ambos provocó más de algún escozor en el círculo del Emperador, en especial de su esposa, Vibia Sabina.

Es por esto que el fin de la vida humana de Antinoo se tiñe de leyenda y rumores de asesinato.
En una versión , la más aceptada, es que el joven Antinoo, luego de visitar un oráculo que le afirmó que podía otorgar una vida larga al Emperador mediante un auto – sacrificio; se lanzó al río Nilo, ahogándose en sus aguas. La otra versión es que Antinoo fue asesinado por cercanos a Adriano, incluso bajo órdenes de la esposa de éste.
Es luego de ese momento de profundo dolor para Adriano, que surge Antinoo como un Dios, un hecho que no era raro en la sociedad Romana.
Nace un dios

Gracias al amor que guardaba Adriano por distintas culturas , surge un sincretismo para identificar a Antinoo con distintos dioses que comparten alguna de sus características: su juventud, fuerza e incluso su muerte ritual. Los símbolos de Osiris (que según la tradición murió ahogado en el Nilo); de Dionosio ( dios de la vid, con una homosexualidad celebrada abiertamente como parte de su culto) e incluso Gamínedes (amante del mismísimo Zeuz) pasaron a formar parte de la identidad de este nuevo Dios. Así se expresa, además, la universalidad de lo que representa su vida y muerte, en donde se entregó por completo a Adriano.
El culto a Antinoo se extendió por todas las regiones del Imperio, asegurándose Adriano que todos conocieran las bondades de este nuevo Dios; y pudieran honrarlo tal como él creía que lo merecía… esto al menos por cerca de 200 años.
Luego el advenimiento del cristianismo, poco a poco el culto a Antinoo fue desvaneciéndose. La nueva religión logró imponer su supremacía y valores, llegando a anular la presencia del joven en la vida del Emperador.
Durante siglos se llegó a decir que Adriano era un depredador sexual y Antinoo una víctima, cuya única salida fue el suicidio; algo que deja sin explicación la posterior deificación.
¿Qué representa entonces Antinoo como Dios?
Representa la belleza de la calidad del ser humano, tanto física como espiritual. Es la entrega , el amor y la adoración mutua entre dos hombres.
Es la demostración que el ser humano, a pesar de su naturaleza mortal, puede convertirse en divinidad; acortando la brecha entre el hombre y los dioses olímpicos.
También es la celebración de la diversidad sexual, algo que el cristianismo hasta hoy en día intenta seguir suprimiendo. Es demostrar que el amor entre dos personas del mismo sexo es una cualidad propia del ser humano y que debe verse como otra manifestación del amor y poder divinos.

La nueva religión de Antinoo, como Dios abiertamente homosexual, promueve no sólo el amor entre dos personas del mismos sexo como algo divino, sino la auto realización y apreciación de la cultura como parte inherente del ser humano. Es dar todo a alguien que lo ha dado todo por ti, la reciprocidad que no predica el cristianismo en donde hay que darlo todo sin esperar nada a cambio.
El Dios Antinoo representa la dualidad del hombre-dios, sin una historia de sacrificio por una humanidad arrogante, sino uno nacido desde los misterios de los mismos dioses. Es la posibilidad para todos de ascender a lo más alto cuando los demás buscan sanitizar tu memoria, erradicando la verdad en pos de un conformismo higiénico.
Quizás es hora de elevar nuestras plegarias a este nuevo Dios que surgió de entre nosotros, para nosotros.